El cuerpo de válvulas es conocido como el “cerebro” de la caja de cambios, se trata del componente más complejo y crítico de la transmisión automática.
La función del cuerpo de válvulas es enviar en el instante preciso la presión de ATF requerida por los distintos paquetes de embragues y frenos de la transmisión para realizar, en cada momento y con exactitud según las condiciones de conducción, el cambio de marchas del vehículo.
Partes o componentes del cuerpo de válvulas
- Bloque hidráulico (válvulas, muelles, bolas, filtros, pasos de aceite,…)
- Solenoides (actuadores electro-hidráulicos)
- Sensores: de velocidad, presión y temperatura.
- Cableado o placa eléctrica
Además de estos componentes, la caja de válvulas necesita para su funcionamiento una centralita (TCU) que lo gestione. La TCU se encarga de gobernar y controlar el funcionamiento del cuerpo de válvulas, para ello envía y recibe información continuamente de otras centralitas, sensores o unidades de control del vehículo, como son las centralitas de motor y ABS, para reconocer las condiciones de conducción reales y, con ello, adaptar el comportamiento de la caja de cambios a través del cuerpo de válvulas.
Dependiendo de dónde se encuentre la unidad de control de la transmisión o centralita (TCU), diferenciamos entre:
- Cuerpo de válvulas: la TCU se encuentra fuera de la caja de cambios.
- Mecatrónica: la TCU está incorporada en el cuerpo de válvulas.
¿Cómo funciona el cuerpo de válvulas?
- Un cuerpo de válvulas está compuesto básicamente por un conjunto de válvulas y muelles dispuestas dentro de un cuerpo metálico con una serie de cavidades y conductos por los que fluye el ATF a presión, y una serie de actuadores electromagnéticos (solenoides) que se encargan de direccionar dicho ATF y comandar, mediante presión hidráulica, la posición de dichas válvulas.
- Según las condiciones reales de circulación del vehículo y, por consiguiente, la información recibida de otras unidades del vehículo, centralitas y/o sensores, la Unidad de Control de la Transmisión (TCU o TCM) del vehículo es la encargada de gestionar el funcionamiento de dichos solenoides.
El cuerpo de válvulas es muy sensible a cualquier resto de suciedad o contaminante que lleve el ATF, partículas y sobrecalentamientos, y tiende a presentar desgastes que en determinadas zonas que se traducen en pérdida de presión y funcionamiento erróneo de la transmisión.